PRIMERA FACULTAD DE INGENIERIA EN COLOMBIA

La Escuela inició en Rionegro, allí estaba la maestranza y una Compañía de Artilleros. Luego, ya que el Cabildo de Medellín votó que los fondos del Colegio franciscano tuvieran, entre otros destinos, el de la formación de jóvenes en la milicia, la Escuela se trasladó a Medellín, donde la inauguración, con un magistral discurso de Caldas, fue en agosto de 1814, en un lugar del costado norte de la actual plazuela Uribe Uribe, aunque los estudios formales, con estudiantes matriculados, se iniciaron en octubre de 1814.

El colegio franciscano futura U. de A. cerrado por la guerra, sirvió de base a la Escuela, y allí algunos jóvenes que con José Félix de Restrepo se habían iniciado en las letras, recibieron de Caldas y otros maestros un curso militar que tenía seis tratados, además de aritmética, geometría clásica y analítica, trigonometría y álgebra; en ellos estudiarían arquitectura militar, hidráulica y civil, fortificaciones, artillería, geografía, cartografía, principios de la táctica y otras asignaturas. Constancia de ello son las notas de clase, en manuscrito elaborado por un alumno, con el título de "Lecciones de fortificación y arquitectura militar dictadas en la Academia de Ingenieros de Medellín por el Coronel de Ingenieros Francisco José de Caldas, de principios de octubre de 1814 a mediados de 1815"; estas son, al parecer, las primeras notas de una clase de ingeniería en Colombia y se tomaron en aulas de la naciente Universidad de Antioquia. La Escuela desapareció cuando Caldas fue llamado a Bogotá a crear una similar.

Los cadetes de la Escuela formaron una buena generación de ingenieros; se destacaron José María Córdova, los capitanes Juan María Gómez, que llegó a General y Gobernador de Antioquia, y Francisco y Manuel Jaramillo, los tenientes Alejandro Vélez y Manuel López, los subtenientes Pedro Uribe, Mariano Restrepo y Domingo Arboleda, y el padre Francisco de P. Benítez.

Luego de la Independencia, en Antioquia la ingeniería fue manejada por ingenieros extranjeros, como Moore, Boussingault, Nisser y De Greiff, que trabajaron en minería. Entre 1837 y 1840 se creó la cátedra de química y mineralogía en el Colegio Académico para apoyar la minería, y el gobernador Juan de Dios Aranzazu trajo al profesor francés Brugnelli, para realizar esas funciones en el Colegio.

En 1856, en el Colegio se propuso crear una escuela de ingeniería, y en 1857 podía expedir el título de ingeniero civil, aunque no tenía los estudios formales; para el efecto se nombró un consejo de profesores que examinarían a quienes aspirasen al título. Desde 1856 y por tres años, el profesor español Francisco Flores Domonte ocupó en el Colegio las cátedras de química y mineralogía y disponía de un laboratorio.

En 1868 se restablecieron las mismas cátedras en el Colegio, teóricas mientras se conseguían recursos para desarrollar la práctica; a cargo, desde diciembre de 1869, de Pedro Herrán, químico colombiano egresado de la Escuela Central de París. El curso comprendía principios de química y metaloides, en primer año; metales, en el segundo; química orgánica, animal y vegetal, en el tercero. Herrán usó en la cátedra su laboratorio y reactivos de su propiedad, traídos de Francia, pues éstos apenas se pidieron en 1876.

Cuando Pedro J. Berrío creó la U. de A., en 1871, una de las facultades fue la de ingeniería, abierta el 10 de enero de 1872, con 14 estudiantes; en 1874 se hizo efectiva la creación de la Facultad y en 1875 sus alumnos realizaron un mapa topográfico de Medellín. En 1876 la Universidad se cerró por la guerra civil, muchos de sus alumnos fueron al campo de batalla, y en 1877 se suprimió la Facultad de Ingeniería.

Tomás Rengifo, gobernador de Antioquia, por ley 81 del 28 de noviembre de 1879 creó una Escuela de Minería en el Colegio Central, que así se llamaba la U. en ese año.

En 1880, la Nación estableció la Escuela Práctica de Minería en Antioquia; las materias que definió eran las de una ingeniería. El vaivén político impidió su funcionamiento y la Escuela se cerró en 1883.

La ley 60 de 1886 creó dos escuelas de minería, una en Medellín y otra en Ibagué. En 1887 se suspendió la de Ibagué y quedó sólo la de Medellín, que se llamó Escuela Nacional de Minas, independiente de la Universidad de Antioquia pero fue continuación de su Escuela de Minería.

El primer rector de la Escuela Nacional de Minas fue Pedro Nel Ospina, quien no se posesionó pero sí elaboró los estatutos de la misma con su hermano Tulio, y los adaptó a las circunstancias del país.

La Escuela Nacional de Minas se abrió el 11 de abril de 1887, dirigida por el vicerrector Luis Tisnés. Por dificultades con la dotación, la reglamentación y el escaso número de alumnos, se cerró a los tres meses, para abrirse en firme al año siguiente, con veintisiete estudiantes, bajo la rectoría de Tulio Ospina, dotada con muchos elementos de la Universidad de Antioquia, entregados por el gobernador Marceliano Vélez. La creación de esa Escuela fue una secesión de la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Antioquia; por eso, la Escuela de Minas es su hija legítima. Si se creó como nacional fue para que el sostenimiento fuese posible con dineros de la Nación, pues todos los intentos anteriores de crear una escuela de esa clase en Antioquia habían fallado por falta de fondos.

Eduardo Zuleta Gaviria, Rector de la Escuela Nacional de Minas de 1892 a 1895, una vez cerrada ésta por la falta de la ayuda nacional, fue Rector de la Universidad de Antioquia de 1896 a 1899, y se llevó consigo la Escuela, anexándola por cinco años a aquélla.

Así, en 1895 la Universidad de Antioquia abrió la Escuela de Ingeniería, donde graduó varios estudiantes de la Escuela de Minas, y durante la Guerra de los Mil Días la Escuela estuvo cerrada. Después de esa guerra, la Escuela se reabrió en forma independientemente de la Universidad, el 5 de abril de 1904, bajo la dirección de José María Escobar, pero en 1905 volvió a cerrarse. En 1906 la Escuela Nacional de Minas se reincorporó a la Universidad de Antioquia, porque Tulio Ospina, que era el Rector la anexó.

En noviembre de 1908, Tulio Ospina V. graduó, como Rector, a los primeros ingenieros de minas de la U. de A.; fueron Luis Osorio, Pedro Rodríguez, Francisco Rodríguez y Alejandro López.

Alejandro López era bachiller de la Universidad de Antioquia y estudió medicina en ésta, pero en 1893 se matriculó en la Escuela Nacional de Minas, donde hizo dos años; luego, como en 1895 esa Escuela se anexó a la Universidad, terminó en 1896 sus estudios de ingeniería civil en ella. Recibió el diploma de ingeniero civil en mayo 30 de 1898, con una tesis en la que evaluaba las distintas propuestas técnicas para que el Ferrocarril de Antioquia sorteara el obstáculo de La Quiebra, ya que López no propuso trazado alguno; la tesis fue elogiada por Pedro Nel Ospina, presidente de la misma.

Raúl Quevedo, Mariano Ospina Pérez y Roberto Arango Velásquez se graduaron después de que la Escuela se separó nuevamente de la Universidad, pero cursaron todos sus estudios en ella durante la anexión. También se educaron en la Universidad, Carlos Cock, Efe Gómez, Silverio Arango, Antonio Álvarez y Antonio Duque, y empezaron sus estudios Jorge Rodríguez Lalinde, quien fue Rector de la Escuela Nacional de Minas, Juan de Dios Vásquez y tantos más que se destacaron en la vida regional.

En 1911, cuando Don Tulio se retiró de la Universidad de Antioquia, se llevó la Escuela Nacional de Minas. Se la llevó con los laboratorios y los profesores, y con la mitad de la biblioteca. Fue un nuevo desmembramiento, y en la Universidad no hubo estudios de ingeniería desde 1911 hasta 1943.

La Universidad atendió su compromiso con la ingeniería en Antioquia por treinta y dos años de 1814 a 1815, de 1872 a 1887, de 1896 a 1904 y de 1906 a 1912, antes de 1943. Antes de ese año lo único parecido a ingeniería que quedaba en la Universidad, o como base de ella, era la enseñanza de química en la Escuela de Medicina, y de química y física en el Liceo, que fue, en cierta forma, la génesis de la Escuela de Ingeniería de 1943.

La Segunda Guerra Mundial interrumpió la llegada de materias primas a Colombia, que no tenía una industria química fuerte. Por ser Antioquia un departamento industrial, fue iniciativa del gobernador Pedro Claver Aguirre que se creara una institución de ingeniería en la Universidad de Antioquia, capaz de preparar ingenieros que se dedicaran a la producción de esas materias; además, se quería aumentar la cobertura de la Universidad y crear nuevas carreras para atender más bachilleres talentosos, que prácticamente no encontraban en la Universidad estudios superiores distintos a los de medicina y derecho.

El 26 de enero de 1943 el Consejo Directivo de la Universidad de Antioquia creó la Escuela de Ciencias Químicas; para dirigirla fue nombrado Alfredo Restrepo, un profesor de química del Liceo Antioqueño que había estudiado ingeniería en la Escuela Nacional de Minas. Hoy, sesenta años después, vive aún. Esta es la fundación más reciente de la Facultad, la que se conmemora hoy.

En condiciones muy estrechas empezó la nueva institución, que funcionó en el patio del edificio de San Ignacio, con pupitres facilitados por el CEFA; eran 27 alumnos, muy activos desde el principio, pues a los dos meses de haber iniciado su primer semestre fundaron una sociedad de investigaciones en química, dirigida por el estudiante Ángel Zapata, y en 1945 crearon la Revista de Ingeniería Química, que funcionó hasta principios del decenio de 1960.

No había claridad en los objetivos del programa, inicialmente química, aunque el rector, Fidel Rodríguez, quería un programa de ingeniería. Pocas semanas después de la fundación se definieron dos carreras en la nueva Escuela: una, dio lugar a la Facultad de Química Farmacéutica, y la otra se convirtió en la Facultad de Ingeniería Química. A mediados de 1943 se propuso una modificación del pensum, para darle más importancia al aspecto técnico de la química, pero don Alfredo no estuvo de acuerdo y renunció.

Se pidió ayuda a la Facultad de Minas y se consiguió, para dirigir la Escuela, de medio tiempo y como encargado por un semestre, al ingeniero Antonio Durán, quien amistosamente era conocido como el "negro Durán". Ocupó el cargo durante 14 años.

Durán desarrolló el primer programa de ingeniería química, que se modificó en 1946 para hacer girar la formación profesional en torno de las operaciones y procesos unitarios, y vinculó profesores competentes. Logró que el Ministerio de Educación cediera un local en Robledo donde hoy funciona el Colegio Mayor, que estaba destinado para bachillerato; se contrató a Pedro Nel Gómez para modificar los planos y se inició su adecuación.

Desde el principio, en la Escuela hubo docentes con título de doctor; Pérez Medina lo era en química orgánica, Kurt Karner, austríaco, en ingeniería de petróleos y Guido Jorquera, chileno, tenía maestría y doctorado en ingeniería química y amplia experiencia industrial. En 1946 se cambió el nombre de la dependencia por el de Escuela de Ingeniería Química.

Los primeros egresados terminaron en 1947 y el primero se graduó en 1948. Algunos de los primeros egresados se vincularon al profesorado, como Ángel Zapata y Juan José Echeverri, quien sigue siendo profesor de la Facultad a la que ingresó en 1953; en su larga trayectoria fue jefe de varios departamentos y Decano de la Facultad, entre 1964 y 1968.

Cuando en noviembre de 1957 la Escuela se convirtió en Facultad de Ingeniería Química, se retiró el ingeniero Durán y fue nombrado Hernán Gómez como primer decano.

Se llega, así, a la década de 1960, y a la rectoría de Ignacio Vélez Escobar, que usó toda su experiencia y aprovechó lo que los estadounidenses ofrecían, para reorientar lo que era una federación de facultades y convertirla en la Universidad de Antioquia de hoy y, además, construir la ciudad universitaria.

El Decano era Juan J. Echeverri, que reemplazó a Hernán Gómez y en cuya administración surgió la idea de crear programas nuevos en la Facultad. Vélez Escobar quería una gran escuela de ingeniería en la Universidad de Antioquia y propuso que la Facultad de Minas se reintegrara a la misma, esto ocasionó una fuerte resistencia de Peter Santamaría, quien era el Decano de ésta. Cerrado ese camino, optó por apoyar la ampliación de la Facultad y promovió la diversificación de las carreras. Se crearon Ingeniería Industrial en 1966, Metalúrgica en 1967, y en 1968, el Consejo Superior aprobó otros cuatro programas, y cambió el nombre de Facultad de Ingeniería Química por el de Facultad de Ingeniería con los programas de Ingeniería en Química, Industrial, Metalúrgica, Eléctrica, Electrónica, Mecánica y Sanitaria.

La puesta en marcha de esta Facultad, en 1969, correspondió al Decano Darío Suescún. Éste adaptó los espacios y dirigió la instalación y puesta a punto de los antiguos y nuevos laboratorios en ellos, porque, en 1968, la Facultad se trasladó a sus nuevas instalaciones en los bloques 18, 19 y 21 de la Ciudad Universitaria. Ese traslado coincidió con varios acontecimientos interdependientes cuyo efecto fue desastroso para el funcionamiento y la calidad académica.

El incremento de los programas y de los objetivos académicos de la Facultad permitió el aumento de los estudiantes matriculados, que pasó, en apenas dos años, de tener un solo programa y unos 250 estudiantes, a cerca de 1.500, inscritos en siete carreras.

Por el traslado, los cursos de laboratorio tuvieran que suspenderse, mientras se construían y adaptaban los espacios. En 1968 y 1969, hubo una rotación total de los profesores vinculados a la Facultad, que se retiraron por diferentes razones, y con ellos se perdió la experiencia de 25 años; además, para atender las nuevas carreras se contrataron algunos profesores novatos, recién egresados de diferentes universidades, algunos de los cuales carecían de experiencia y hasta de título.

En el decenio de 1970 hubo grandes conflictos en las universidades públicas del país, especialmente en la Universidad de Antioquia, donde fueron estimulados en parte por el crecimiento y por la transformación de una universidad pequeña, formada por una federación de facultades, en una de masas, integrada curricularmente y que funcionaba en una moderna Ciudad Universitaria.

En 1972, Suescún y todos los jefes de departamento renunciaron como protesta ante algunas decisiones de la rectoría, y fue designado como nuevo decano, Jorge Devia Pineda, profesor del Departamento de Química de la Facultad de Ciencias y Humanidades, quien administró la Facultad hasta 1974.

Durante casi todo el año de 1974 la Universidad padeció un serio conflicto, de origen profesoral, que se resolvió al final de ese año en el nuevo Gobierno Nacional, presidido por Alfonso López Michelsen. En la Facultad de Ingeniería Jorge Devia fue sustituido, en noviembre de 1974, por Álvaro Gaviria, quien dirigió la Facultad hasta 1980 y en cuya administración, en 1975, se crearon el programa de Ingeniería de Sistemas, el Centro de Servicios Técnicos, Ceset, y el Centro de Investigaciones Ambientales, Cia, se dotaron numerosos laboratorios y se construyó el bloque 20.

Otras carreras de ingeniería se crearon después; en 1996 la Ingeniería de Materiales, durante el decanato de Asdrubal Valencia, en el 2001 la de Bioingeniería, en el decanato de Álvaro Pérez, y el actual Decano, Jorge Sierra, en el 2002, creó la Ingeniería de Telecomunicaciones, que recibirá alumnos en el 2003.

El gobierno de López impulsó un nuevo aumento de cupos en la educación superior, y en la Universidad para el primer semestre de 1975 se duplicaron los admitidos. Pero, cuando muchos estudiantes poco talentosos empezaron a perder cursos, le echaron la culpa al método y al entorno universitario. En cada semestre hubo conflictos y se formó un movimiento estudiantil contra la academia que rebajó la calidad de la educación. Esto se prolongó hasta 1985, con algunos períodos de normalidad; por ello, entre 1974 y 1985 sólo se hicieron unos 12 semestres académicos en la Facultad de Ingeniería. En esa época era común que los estudiantes exigieran repetir exámenes, y algunos profesores de la Facultad protestaban ante decisiones de la administración con las que se les limitaba la autonomía y la libertad de cátedra.

Semestre tras semestre los estudiantes hacían paros para pedir un semestre especial, en el que no se les aplicaran las normas académicas, y el origen, núcleo y orientación política de todos los reclamos era la Facultad, que tenía la mayor población estudiantil. Esto concluyó en 1985, cuando el profesorado de la Universidad en carta dirigida al Consejo Superior, suscrita por más de 500 firmas, pidió no aprobar un nuevo semestre especial. El Consejo aceptó la petición y dispuso que se aplicasen plenamente las normas académicas; en consecuencia, salieron muchos estudiantes por bajo rendimiento académico.

Al fin de ese año fue nombrado Gildardo Hernández como decano. Él ya estaba jubilado y llegó en actitud conciliadora para propiciar la unificación de los profesores alrededor del trabajo académico y de la elaboración de un Plan de Desarrollo. Con la administración de Hernández se inició la recuperación académica de la Facultad, proceso que todavía continúa y que se incrementó, especialmente, desde 1990.

Al decano Hernández le recibió el cargo Carlos Jaime Noreña, quien concluyó la etapa de diagnóstico del Plan y la de conclusiones, y efectuó la reforma curricular en todas las carreras de la Facultad. Después de Carlos Jaime Noreña fue decano Abelardo Parra, a éste le siguió John Miller y luego Gabriel Darío Restrepo, quien tenía larga experiencia en la administración universitaria.

El decano Restrepo dirigió la Facultad durante cuatro años, inició la ejecución del Plan de Desarrollo, obtuvo la aprobación de la reforma administrativa y logró que las iniciativas de ese Plan, y la cultura de la planeación estratégica que en ella se había logrado, fueran asumidas por la Universidad y que la planeación se convirtiese en un principio del Estatuto General de la misma. En la década de 1990, parte de las iniciativas que la Facultad adoptó en su Plan de Desarrollo no se ejecutaron directamente en ella, sino que la Universidad las tomó como propias y las desarrolló para toda la Institución.

Desde 1993, durante las administraciones de los decanos Restrepo y Asdrúbal Valencia, su sucesor, se efectuaron cambios importantes en la dotación de los laboratorios de la Facultad, que se modernizó, contando para la inversión con recursos del Departamento de Antioquia, de la Estampilla y también de instituciones del Gobierno Nacional, como el Fondo para el Desarrollo de la Educación Superior.

Con el paso de los años hubo avances paulatinos que implican un cambio radical en el ambiente. Es el caso de la dotación de computadoras personales. En 1986 no había una sola y ahora se cuenta con centenares de ellas; ya son parte del paisaje y en cada oficina hay por lo menos una. Hay laboratorios que funcionan sobre la base de computadoras, mediante simulación; esta tecnología cambió el uso y los objetivos de algunos cursos de laboratorio y ha influido en la forma de enseñar la ingeniería.

Otro importante avance es la creación de posgrados. A principios de la década de 1990 sólo existía la maestría de Ingeniería Ambiental; luego se crearon especializaciones en Ingeniería Industrial y en Electrónica, y se apoyó la creación de la maestría y el doctorado en Ciencias Químicas. A fines de la década se creó la maestría en Ingeniería, que, en la actualidad, tiene énfasis en Ingeniería Ambiental, en Ingeniería de Materiales y en Ingeniería Química; están a punto de solicitar presencia los énfasis en Energía y en Ingeniería Electrónica y Sistemas.

Otro desarrollo paulatino fue el de la investigación, la que gira alrededor de los grupos de excelencia, como el de Corrosión y Protección, los de Catálisis, el de Investigación en Gestión y Modelación Ambiental, el de Ingeniería y Gestión Ambiental, el de Investigaciones Piro metalúrgicas y de Materiales, el de Ciencia y Tecnología del Gas y Uso Racional de la Energía, Manejo Eficiente de la Energía Eléctrica, Energía Alternativa, la Corporación de Ciencia y Tecnología Biomédica, el de Microelectrónica y el de Mecatrónica.